Un joven soñó que entraba a un supermercado recién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió que un ángel se encontraba detrás del mostrador.
- ¿Qué vendes aquí? - le preguntó-
Todo lo que tu corazón desee -respondió el ángel.
Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, el joven emocionado se decidió a pedir lo mejor que un humano podría desear:
- Quiero tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y ausencia de todo temor. Deseo que en el mundo se acaben las guerras, el terrorismo, el narcotráfico, las injusticias sociales, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos. Cuando el joven terminó de hablar, el ángel le dijo:
-Amigo, creo que no me has entendido. Aquí no vendemos frutos; solamente vendemos semillas.
Moraleja: Ya sabes, sólo depende de ti que las semillas que te han sido dadas al nacer se conviertan en frutos maduros y hermosos.
domingo, 30 de agosto de 2009
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